« El archivo personal de Sinesio Delgado »



en : Seminario de archivos personales (Madrid, 26 a 28 de mayo de 2004), Madrid, Biblioteca Nacional, 2006, pp. 227-234.

 


 

El archivo de Sinesio Delgado –un archivo entre personal y empresarial- aún no forma parte de los fondos conservados en fundaciones, archivos y bibliotecas , y sin embargo existe y es emblemático de muchos que yacen por ahí, en estado de relativa precariedad y constante peligro, a pesar de su enorme relevancia potencial para la historia de la cultura.

 

1. Historia de una « invención ».  La « invención » de este archivo, como de algunos más, por un investigador, fue el fruto de la necesidad y del azar.

Una necesidad derivada de cierta concepción de la historia literaria,  la que consistía en  no contemplar los « hechos literarios »  fuera del contexto en que se habían producido y/o se iban recibiendo, estudiándolos en situación, con la consiguiente e intensa búsqueda de datos capaces de documentarlos, por parte de un investigador « de terreno »[1].

El azar que  favorece  a  los investigadores pendientes de tales sorpresas,  porque cuando, a principios de los años 1970, me informó el actual propietario y conservador del archivo, durante una conversación donde había salido el nombre de Clarín y, por consiguiente, su relación con el Madrid Cómico, que conservaba los papeles de su abuelo, director-propietario del Madrid Cómico[2], estaba yo buscando pliegos de aleluyas en el Museo municipal…       

Aquí cabría hacer el inventario de todas las fuentes aprovechadas, previamente buscadas e  « inventadas » algunas de ellas, por un historiador de la comunicación escrita, y luego de la cultura,  con la picaresca que supuso a veces : fuentes impresas « tradicionales » (algunas aún muy poco aprovechadas en la época, como la prensa, a la que no se consideró como mera y pasiva fuente, los epistolarios publicados, los censos de población, etc. ), en bibliotecas y hemerotecas, y manuscritas en los archivos públicos poco solicitados por los investigadores sobre la literatura como son los Registros mercantil, de la contribución industrial o de la propiedad intelectual,  y, sobre todo, en los archivos privados buscados en algún desván de una casa labriega de la Montaña o en el sótano de una librería madrileña, inventados y aprovechados, gracias a una pertinacia bretona supuestamente idiosincrática, que, tardíamente, pudo ser simbólicamente recompensada con la revelación de que, en Oviedo, se conservaban papeles de Leopoldo Alas Clarín[3]. A esta categoría de fuentes, fundamentales para una historia positiva de la edición, de la librería, de la prensa, de la condición del escritor y del campo literario en general, por muy insignificantes que parezcan ante la historia canónica de la literatura, también pertenecen los papeles de Sinesio Delgado, su Archivo, cuyo hondo significado importa ahora destacar.

           

 

2. El autor del archivo.  Sinesio Delgado y García (Támara, 12-XII-1859-Madrid, 1928) –poco citado en las historias de la literatura española[4], pero con calle en Madrid- se suele recordar que fue fundador, el 16-VI-1899, de la Sociedad de Autores Españoles[5]. Pero este « escritor de tercera fila », según su autocalificación, fue autor de más de 90 obras dramáticas y líricas y de infinitas composiciones poéticas, algunas de ellas recogidas en libros[6], y  hasta recordadas, como la celebérrima y patriótica Canción del soldado (1917), con música del maestro Serrano[7], por la que obtuvo la Gran Cruz del Mérito militar, y también, entre 1883 y 1897, director y propietario del  emblemático Madrid cómico, crisol de la pletórica generación homónima de versificadores y poetas estudiada por José María de Cossío[8].

Pues bien, de toda aquella polifacética actividad, movido por un riguroso sentido de la administración de sus intereses o por una legítima y premonitoria preocupación, ha conservado Sinesio Delgado casi todas las huellas materiales, amén de la habitual documentación familiar, que vienen a ser, a posteriori, un potencial monumento de papel y , con el transcurso de los años y la evolución del gusto, del canon literario y de las líneas de investigación, una ubérrima y excepcional fuente.

 

3. Descripción del archivo. Abocado a describir el archivo hoy en día conservado por Fernando Delgado Cebrián[9], se da cuenta  el investigador que, a diferencia del archivero, no se tomó el tiempo de hacer una relación exhaustiva de todo el acervo, sino que, a fuer de ave de presa, pudo privilegiar aquello que, en los años 1970, le parecía más útil para sus preocupaciones e investigaciones de la época. Así y todo, valgan, como primera aproximación a los contornos y contenidos de un archivo donde lo personal y lo empresarial se encuentran mezclados, los apuntes entonces tomados.

            Primero, pues, los autógrafos, las cartas, las de Leopoldo Alas Clarín a Sinesio Delgado, como colaborador en el Madrid Cómico, que fueron entonces el reclamo[10], pero también 2.330 cartas o volantes más conservados en 6 carpetas[11], que remiten, en gran parte, a la llamada « generación del Madrid Cómico »[12].

            Luego, los distintos libros de cuentas de Sinesio Delgado, referidos al Madrid Cómico o a los derechos de autor[13].

            Por fin, algunos manuscritos : no se conservan originales de colaboradores, con excepción de algunos dibujos de R. Cilla, por ejemplo, pero ahí está el manuscrito de Medio siglo en Madrid (memorias de un escritor público de tercera fila) , parcialmente ( ?) publicado en la revista Villa de Madrid  (1988-1991),  de De cincuenta para arriba (1909), de Apuntes de viaje[14], así como los de varias obras de teatro[15]

            Sin olvidar lo que puede ambientar tales documentos : las fotos, los libros con sus dedicatorias, las colecciones de periódicos y unos objetos personales.

Paradójicamente, fuera de las memorias, no parece existir documentación específica sobre la creación de la Sociedad de Autores, pero habría que comprobarlo.

 

4. Aprovechamiento del archivo. Bastantes años después, este archivo ha venido a ser decisiva base para varios estudios míos sobre Clarín o el Madrid Cómico[16], inclusive la publicación por fin, gracias a la insistencia de José María Martínez Cachero, de las cartas a Sinesio Delgado[17]. Luego otros investigadores han tenido la oportunidad de valerse de la documentación o información allí guardadas y, en algún caso la aprovecharon, siempre parcialmente[18].  Pero uno se da cuenta de que el mero hecho de haber podido adentrarse en el archivo y, más concretamente, en la intimidad de las relaciones entre Sinesio Delgado y Clarín  también influyó -¿qué duda cabe ?-  en otros estudios como « La creación y su función en la obra de Clarín », « Clarín y la creación periodística » o "Le parti-pris d'en rire : l'exemple de Madrid Cómico"[19] y, más generalmente, en su percepción de la historia literaria y cultural de España…

Pero conste que hasta ahora el archivo Sinesio Delgado sólo ha dado lugar a un selectivo aprovechamiento por investigadores más bien espigadores y que se podrá seguir interrogando y aprovechando dicho archivo desde otras perspectivas, sectoriales o globales. Las aportaciones más bien externas a la historia de la prensa habrán de completarse con estudios sobre la vida literaria o el campo literario , la historia interna de un semanario que, en 1891-2, tiene una difusión de más de 7.500 ejemplares, la condición del escritor (no sólo de los  « apuradillos de conquibus », como Dicenta), la producción periodística en sus relaciones con la creación literaria[20],  la omnipresencia del verso, como herramienta para una producción cuasi automatizada,  en la poesía festiva pero también en las cartas[21], el discurso gráfico, con sus famosos monos tan relevantes para la cultura visual de la época, la escritura y hasta la letra, etc. Debido a la evolución de los criterios de apreciación, seguro que la  correspondencia de algún autor hoy por hoy  « menor » merecerá editarse íntegramente algún día. Con respecto al estatuto del texto, tan sacralizado por la crítica, aportarán muy decisivas matizaciones los comentarios de los autores sobre la consustancial inestabilidad de sus propios textos[22]. Permitirá entender mejor cómo un semanario como el Madrid cómico,  manifestación de la « tontera nacional » pudo llegar a ser tan apreciado por gente muy seria y encopetada[23].

 

5. Conclusión. Sabemos que, afortunadamente, la Biblioteca Nacional de España conserva muchos autógrafos de escritores[24], pero lo que ofrece el archivo personal y empresarial  de Sinesio Delgado es obviamente otra cosa y mucho más. No sólo porque ha conservado la unidad de las correspondencias cruzadas entre Sinesio Delgado y autores como Clarín[25], sino porque el conjunto del archivo se conserva en su estado cuasi primigenio, como « creación » de su autor, Sinesio Delgado, desde su propia visión del « campo literario » que le llevó a conservar y archivar todo lo que iba relacionado con su propio quehacer y vida , con una confusión entre historia del semanario y la suya propia, sin segmentar o con criterios de clasificación reveladores de algo que no entra en nuestras actuales pautas.

            Para la historia literaria, plantea este tipo de archivos la cuestión de la obra de los autores ya que si  la obra de Sinesio Delgado es la suya propia, también lo son obviamente la Sociedad de Autores o el Madrid Cómico[26].

Frente a las conocidas o potenciales « existencias » de archivos personales y/o empresariales[27], plantéase, pues, el problema de su rescate, con las consiguientes políticas de adquisición, pero también el de su conservación y de los criterios de descripción y  clasificación[28], que son continua preocupación –como podemos comprobarlo- de los archiveros y bibliotecarios en su diálogo con los investigadores.  

            Lo cierto es que cara a la historia y al canon, lo que nos enseñan los archivos personales y la historia cultural es, entre muchas cosas, a ser menos dogmáticos (desde criterios de integración o exclusión, pero también de clasificación) y más relativistas : sin hablar de la « rehabilitación » -cara al canon- del género chico o del periodismo literario que ya se viene observando por parte de la historia literaria[29], el pionero estudio de José María de Cossío sobre la poesía festiva, capítulo XIX de Cincuenta años de poesía española, merecería ser completado, no sólo porque el libreto de La Gran Vía de Felipe Pérez y Pérez se ha vuelto, por decirlo así, clásico, sino porque, como nos lo muestran Marta Palenque para la práctica de la poesía[30], y la historia cultural aplicada a la literatura, las obras no son disociables las obras del campo en que se dieron y leyeron u oyeron, como tampoco son disociables el archivo y la biblioteca. Con el no menos importante corrolario de la progresiva corrección de una visión oficial y estatal de la cultura que por mucho tiempo ignoró o despreció muchas iniciativas y prácticas provinciales o familiares por parte de tantos desconocidos escritores y escritoras[31].

            Por todos estos motivos, merece el archivo de un « escritor de tercera fila » estar, como muchos más, en primera línea de las comunes preocupaciones de archiveros e investigadores.

 

            Jean-François Botrel (Univ. Rennes 2).

 



[1] Véase mi artículo « De la historia de la literatura a la historia cultural : ensayo de autohistoriografía » (en prensa, en : Actas del I Congreso de Historiografía, Instituto de Historiografía J. Caro Baroja-Universidad Carlos III).

 

[2] Estos papeles ya habían sido aprovechados parcialmente por Alberto Delgado Cebrián, en su tesis sobre Sinesio Delgado y su obra. Ensayo sobre el ilustre escritor que fundó la Sociedad de Autores (Madrid, Ed. de Conferencias y Ensayos, Madrid, 1962).

 

[3] Por ejemplo, una primera versión manuscrita de los nueve primeros capítulos de La Regenta. Este archivo ha venido mencionándose, desde 1999, en la prensa y en varios estudios clarinianos, como ArchivoTolivar (véase en este libro, el estudio de Y. Lissorgues).

 

[4] No obstante en la  Historia de la literatura española Espasa Calpe. Siglo XIX.II, se menciona a Sinesio Delgado como autor de teatro menor (por horas) y de poesía festiva, como director del Madrid Cómico y como fundador de la Sociedad de Autores Españoles.  Sobre Sinesio Delgado, véase, además de la tesis de Alberto Delgado Cebrián ya citada, el libro de Beatriz Quintana Jato (Sinesio Delgado y el Madrid del 98. Aproximación al ilustre fundador de la Sociedad de Autores y a su época, Palencia, 1999) y la tesis de José Manuel González Freire (Bio-bibliografía de don Sinesio Delgado, Univ. Complutense, 2001) quien también publicó :  « Sinesio Delgado (1859-1928). Aproximación bio-bibliográfica » (Pliegos de bibliofilia, 16, 2001, p. 5-28) y « Sinesio Delgado y la España decimonónica » (Anales del Instituto de Estudios Madrileños, XLIII (2003), p. 497-525).

 

[5] Véase Mi teatro. Cómo nació la Sociedad de Autores. M. 1999 (reedición facsímile de la edición de 1905).

 

[6] Pólvora sola (Madrid, 1888) , … Y pocas nueces (Madrid, 1894), Lluvia menuda (Barcelona, 1896).

 

[7] « Soldado soy de España/y estoy en el cuartel… Recitado : Soldados : La Patria entera/para vosotros sagrada ,/palpita en esta bandera/que os entrega la Nación./Traidor es quien la abandona/o la vuelve mancillada,/que la Patria no perdona/el crimen de la traición. Y gritando ¡Viva España !/Se me ensancha el corazón ».

 

[8] Este semanario literario, festivo e ilustrado, con sus caricaturas a toda plana de Cilla, y chistes de Mecachis, Pons, etc., tuvo infinitas imitaciones (como Barcelona cómica, Santander cómico, El Fígaro (en 1889, en  Oviedo), etc .) y fue acompañado por otras iniciativas de S. Delgado, como  Madrid político (1885-1886), España cómica (Album de cincuenta cartulinas encuadernadas en tela), en 1893),   España al terminar el siglo XIX. Apuntes de viaje por…. Dibujos de Ramón Cilla. Fotografías instantáneas. 1897-1900 (Madrid, Hijos de M. G. Hernández, 1897). Sobre la importancia de dicha publicación, pueden encontrarse muchos testimonios contemporáneos, en tiempos de enfrentamiento entre « gente nueva » y « gente vieja », como el conocido artículo de  Maeztu (« Clarín, Madrid Cómico and C° limited » de 15-X-1899),  o nostálgicos (cf. por ejemplo, los recuerdos de L. Taboada en Intimidades y recuerdos o  la « Defensa del Madrid Cómico » por Enrique de la Vega (Ateneo. Primer año tomo I p. 212 et ss.). Al Madrid Cómico se referirán luego José María de Cossío en Cincuenta años de poesía española (1850-1900) (Madrid, Espasa Calpe, 1960), María Pilar Celma Valero (Literatura y periodismo en las revistas del fin de siglo. Estudio e índices (1888-1907), Madrid, Júcar, 1991) y, sobre aspectos más parciales, José María Martínez Cachero (« Noticia de otras novelas largas del autor de La Regenta », Los Cuadernos del Norte, 1984, p. 87-93 –sobre Las Vírgenes locas) o J.-F. Botrel (cf. infra nota 15)

 

[9] Una vez más quiero hacer constar la generosidad y amabilidad de Fernando Delgado Cebrián quien está pensando en un posible paradero para el archivo de su abuelo.

 

[10] Sintomáticamente abundan estudios sobre las relaciones entre Clarín y el Madrid Cómico, desde el de Narciso Alonso Cortés (« Clarín y el Madrid Cómico », Archivum, II/1 (1952), p. 43-51) hasta el de Margot Versteeg (« La pluma de hacer pesetas : las contribuciones de Leopoldo Alas Clarín al semanario Madrid Cómico », Bulletin of Spanish Studies 80.5 (September 1003), 555-572), pasando por los míos (cf. infra nota 15).

 

[11] I.  258 cartas, de L. Alas, Galdós (2, de las cuales se han entregado copias a la Casa Museo Pérez Galdós), Pereda (6+1), Manuel Peina (3), Fiacro Yrayzoz (52), Luis Taboada (108), José Jackson Veyan (150), Eduardo de Palacio (52) ; II. 519 cartas de Ramón Cilla (muchas), Catarineu (53), Emilio Pastor (25), José López Silva (30), Picón (14), Vital Aza (21) ; III. 656 cartas de 15 corresponsales ; IV. Cartas de varios (familiares), de E. Bustillo (108),  unas cartas a Ramos Carrión, Sánchez Pastor, Vega, Arniches, Celso Echegaray, Aza, Echegaray, Burgos, Silva, Shaw, Sellés, Feliú, Jackson a los que Sinesio propone la idea de un concurso dramático  (escribir un libreto (con el músico que gusten) antes del 30 setiembre. Si acepta y no cumple, ha de pagar banquete a los demás, si todos cumplen banquete a cargo de la empresa del teatro Apolo quien ofrece 5.000 pesetas a la obra que más llene sus cajas) ; V. 341 cartas (1897-1902-3); VI. 331 cartas, desde 1904 en adelante, con informes de los propios corresponsales de Sinesio Delgado que ofrecen un interesante panorama de la situación de los teatros en España.

 

[12] O sea : Eduardo de Palacio, Juan Pérez Zúñiga, Manuel Matoses, Manuel de Palacio, Eduardo de Lustonó, Luis Taboada, José Jackson Veyán, Eduardo Bustillo, Mariano de Cavia, José Estrañi, Angel R. Chaves, Fiacro Yraizoz, José Estremera (también colaboradores en otras publicaciones periódicas : cf. el estudio de Pilar Celma Valero (op. cit.), en el cual casi una cuarta parte de las referencias provienen del Madrid Cómico), pero también colaboraron Rodrigo Soriano, Manuel Ossorio y Bernard, Emilio Bobadilla, Ortega Munilla, José Zahonero, Luis Bonafoux, Salvador Rueda, Antonio de Trueba, F. Moreno Godino, Rafael María Liern, Ricardo Monasterio, Marcos Zapata, Vital Aza, Ricardo Catarineu, Tomás Luceño, Ricardo Sepúlveda,  José López Silva, Félix Limendoux, Joaquín Dicenta, José Echegaray, F. Navarro Ledesma, e incluso Juan M. Villergas en 1883…

 

[13] Libros de caja. I. 1-V-1886 a 30-IV-1891, II. 1-V-1891-31-XII-1897 (con listas de corresponsales, suscritores y cuentas) ; Libro de cuenta de caja, de marzo de 1904 a enero de 1922, en el que Sinesio Delgado lleva la cuenta de los derechos devengados por las representaciones de unas 79 obras, de Las Modistillas a Hijo de mi alma (entre 1885 y 1913 : el promedio de los ingresos de S. Delgado por tal concepto importa  5.745 pesetas/año (5.160 de 1885 a 1926), con obras muy rentables como Lucifer (15.474 pesetas entre 1888 y 1895), Quo vadis (21.673 pesetas entre 1901 y 1908) o El diablo con faldas (11.302 pesetas en tres años (1908-1910) y 20.792 pesetas entre 1908 y 1927).

 

[14] Cf. B. Quintana Jato, op. cit., p.  73.

 

[15] Cf. J. M. González Freire, « Sinesio Delgado y la España decimonónica », loc. cit., n° 125-216.

 

[16] "Producción literaria y rentabilidad : el caso de "Clarín", en : Hommage des hispanistes français à Noël Salomon, Barcelona, Editorial Laia, l979, p. 123-133, "Clarín", el dinero y la literatura", Los Cuadernos del Norte, II/ 7 (mayo-junio 1981), p. 78-82, "La diffusion de Madrid Cómico (1886-1897)", en : Presse et public, Université de Rennes 2 Haute-Bretagne, 1984, p. 21-40, "Clarín y el Madrid Cómico. Historia de una colaboración" (1883-1901)", en : Clarín y "La Regenta" en su tiempo. Actas del Simposio internacional , Oviedo, 1987, p. 3-24 (Reproducido en J.-F. Botrel, Libros, prensa y lectura, Madrid, Fundación Germán S1anchez Ruipérez, 1993, p. 471-499), "Les comptes de Madrid Cómico entre 1886 et 1896", en :  Hommage d'Iris  à Gisèle Cazottes, Iris, 2001, p. 83-94.

 

[17] "71 cartas de Leopoldo Alas "Clarín" a Sinesio Delgado, director de Madrid cómico (1883-1899) (y seis de Manuel del Palacio)", Boletín del  Real Instituto de Estudios Asturianos, LI/ 149 (En.-Jun. 1997), p. 7-53.

 

[18] García Castañeda, Salvador,  « El Santander de 1887 visto por Sinesio Delgado y 7 cartas de Pereda », BBMP, LXXVI (2000), p. 539-561.

 

[19] In : Clarín y su obra. Actas del Simposio Internacional celebrado en Barcelona del 20 al 24 de marzo de 1984, Barcelona, Departamento de Literatura Española, 1985, p. 103-119, Salvador Montesa (ed.), Literatura y periodismo. La prensa como espacio creativo, Málaga, Publicaciones del Congreso de literatura española contemporánea, 2003,  p. 133-153 y Le discours de la presse, Rennes, PUR2, 1989, p. 85-92, respectivamente.

 

[20] Acaso le debemos a la autoridad de Sinesio Delgado - « el amo »- el que Clarín haya escrito menos paliques y más cuentos en el decenio del auge del cuento periodístico estudiado por A. Ezama Gil (El cuento de la prensa y otros cuentos. Aproximación al estudio del relato breve entre 1890 y 1900, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1992).

 

[21] Como esta de E. Bustillo :  « Amigo Sinesio ; por una vez sola/ ya que en su Baraja/ le di buena sombra/ le pido anticipo/ de más de dos onzas/ diez composiciones/ que en semanas pocas/ tendrá usted en cartera/ cual tuvo las otras/ será muy dichoso/ si usted se conforma/ su amigo que aplaude/ que escribe y que cobra ».

 

[22] Valga este centón de calificativos, denominaciones o expresiones encontradas en las cartas que remiten al texto enviado al Madrid Cómico :  « cosas », « objetos », «y otras hierbas », « casi musa al servicio de los comerciantes »,  « mensualidades », « articulito », « colocarlo »,  « póngale el título que quiera », «  ahí va eso por si sirve »,  « ahí van esas berzas , « hacer cuentos », con una clara asimilación de los versos con la moneda, un trabajo a plazo fijo y una efectiva capacidad para la fábrica y  producción kilométrica, como Jackson Veyan quien « lo mismo enjareta un drama que trasmite un telegrama », y se « agarra a la prensa » para poder sobrevivir.

 

[23] Valga como ejemplo la recopilación hecha por el librero anticuario Ignacio Martín Villena (Catálogo XIV, Granada Junio de MMIV. Obras en prosa y verso, satíricas, festivas y jocosas : epigramas, cuentos, chistes, fábulas y toda suerte de libros burlescos o provocantes a risa), con más de 100 referencias, la mayor parte de ellas comprendidas entre 1860 y 1920  y una colección del Madrid Cómico (hasta 1900), con el precio de 3.600 €  (p. 336).

 

[24] Del propio Sinesio Delgado (del que también se conservan algunas cartas en la Fundación March), de Manuel del Palacio, de José Estremera (con dibujo), etc.

 

[25] Véase el artículo citado , pero conste que como en el caso de Clarín y sus editores (cf. Clarín y sus editores (65 cartas inéditas de Leopoldo Alas a Fernando Fe y Manuel Fernández Lasanta, 1884,-1893), Edición y notas por Josette Blanquat y Jean-François Botrel. Rennes, Université de Haute-Bretagne, 1981) faltan las correspondientes cartas a Clarín que tal vez estén conservadas en la parte del archivo de Leopoldo Alas comprado por Dionisio Gamallos Fierros (q. e.p. d.).

 

[26] Lo mismo he sugerido a propósito de la obra de Clarín (véase « Clarín desde dentro : balance y perspectivas », en : A. Iravedra Valea, E. de Lorenzo Alvarez, A. Ruiz de la Peña (eds.), Leopoldo Alas. Un clásico contemporáneo (1901-2001). Actas del congreso celebrado en Oviedo (12-16 de noviembre de 2001), Oviedo, Universidad de Oviedo, 2002, p. 727).

 

[27] Como los de Antonio de Valbuena o el de Clarín, las cartas de Clarín a Boris de Tannenberg (localizadas pero inasequibles),  y los de la Librería Ollendorff, de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, de la Casa Editorial y Librería Hernando, de la Librería Martínez de Oviedo (cf. De Martínez a Ojanguren (1856-2001). 145 años de vida de la librería más antigua de Oviedo, Oviedo, Librería Ojanguren, 2001) , de la librería Gregorio del Amo, de la papelería Palomeque, etc.

 

[28] Con el consabido peligro de la fragmentación de los fondos unitarios, por intereses claramente económicos (en función de la cotización de las firmas, en el caso de los autógrafos), menos censurable, sin embargo, que la bárbara destrucción de archivos como ocurrió con el de Salvat tras la compra de la empresa por Hachette. La creación de fundaciones para la conservación de archivos empresariales como el Institut de la Mémoire de l’Edition Contemporaine (IMEC) en Francia o  el Centro para la historia de la empresa de la Fundación Duques de Soria y la política de fundación de casas de escritores s (cf. Leonardo Romero Tobar,  Guía de museos y entidades dedicadas a escritores. España, S.l. Cabildo Insular de Gran canaria/Casa-Museo Pérez Galdós, s. a., 2 tomos y su última actualización) han podido contrarrestar tan funesta tendencia.

 

[29] Véase Pilar Palomo (ed.), Movimientos literarios y periodismo en España, Madrid, Síntesis, 1997.

 

[30] Gusto poético y difusión literaria en el realismo español. « La Ilustración Española y Americana (1869-1905) (Sevilla, Alfar, 1990) y El poeta y el burgués. Poesía y público. 1850-1900 (Sevilla, Alfar, 1990).

 

[31] Véase, por ejemplo, Verónica Blas Sierra, Aprender a escribir cartas. Los manuales epistolares en la España contemporánea (1927-1945), Gijón, Trea, 2003,  o Antonio Castillo Gómez (ed.), Cultura escrita y clases subalternas : una mirada española, Oiartzun, Sendoa, 2001.